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Deficiencias en la planeación urbana de la Ciudad de México, una de las causantes de los daños del s

El sismo del 19 de septiembre de 2017 se ha visto como la causante del desastre en la ciudad, no obstante, algunos de los derrumbes y muchas de las construcciones dañadas se deben a la falta de una adecuada planeación urbana.


Es importante señalar que un principio de la planeación de territorio es: no construir en zonas de alto valor ambiental y en zonas de riesgo; principio que no se ha tomado en cuenta en las últimas décadas y que los intereses de algunos han propiciado un crecimiento urbano no acorde a las condiciones físicas de la ciudad.


Un grave problema es la deficiente y desfasada planeación urbana de la Ciudad de México, aunada a la corrupción en el medio inmobiliario. En primera parte, el actual gobierno ha intentado deficientemente generar un Programa General de Desarrollo Urbano, que es el instrumento que debe emitir las directrices de la planeación urbana en la ciudad; sin embargo, y a un año de finalizar el periodo del actual Jefe de Gobierno, no se tiene éste instrumento. Por otra parte, ningún Programa Delegacional de Desarrollo Urbano se ha actualizado durante la gestión del actual gobierno, ya que éstos tienen una antigüedad de 6 años los más recientes y 20 años el más antiguo, lo que hace tener una planeación urbana obsoleta para la dinámica de ésta ciudad.



Lo anterior hace referencia a la falta de importancia que se ha tenido a nivel gubernamental sobre la planeación de territorio, misma que se replica en toda la República Mexicana, tomando estos instrumentos como un solo requisito y no como un herramienta preventiva y de ordenamiento territorial.


El tema se ha vuelto alarmante desde el momento de ver que la administración pública ha fungido como facilitador en el ámbito del desarrollo inmobiliario, en lugar de marcar la pauta y ordenar el territorio, en muchos casos, utilizando los instrumentos de planeación urbana para regularizar lo irregular o potenciar el interés de unos cuantos. Es claro que las directrices en materia de desarrollo urbano las imponen los grandes desarrolladores inmobiliarios que están muy alejados de generar beneficios colectivos y hacer ciudad. Tal es el caso de la designación del anterior Secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, al principio del sexenio de la actual administración del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, quien antes de ser Secretario era un desarrollador inmobiliario y que no aportó nada a la ciudad en materia de planeación urbana.


La forma de llevar la "planeación" en las ciudades en las últimas décadas ha implicado un enorme retroceso en los intentos de avance de ofrecer a la población bienestar social. Una adecuada planeación del territorio debe estar enfocada a beneficiar a la ciudad y los habitantes que ella la habitan, así como disminuir la vulnerabilidad de la población ante los efectos destructivos de los fenómenos naturales, por medio de la mejora en sistemas estructurales de mitigación, la normatividad de los métodos constructivos, fortalecimiento de la cultura de la prevención y el uso adecuado del territorio.


Actualmente en todas las políticas y discursos de gobierno se manejan los términos de sustentabilidad y resiliencia, no obstante, parecen manejarse más como una moda, debido a que las acciones no van encaminadas a lo que en esencia significan éstos términos.


A pesar de que los actuales programas de desarrollo urbano ya han sido rebasados en muchos aspectos, es importante indicar que contemplan un apartado de diagnóstico, en donde se aborda el tema de riesgo y vulnerabilidad y en la mayoría de los casos no se toman en cuenta para minimizar desastres como el que vivimos el pasado 19 de septiembre, tal es el caso de la Delegación Benito Juárez, en donde el instrumento de planeación de ésta demarcación hace referencia que el 40% de su superficie se encuentra en condición de peligro sísmico alto, razón por la cual se debió revisar viviendas y todo tipo de estructuras, en especial las construidas antes de 1986, para establecer sí cumplían con los lineamientos de seguridad estructural del Reglamento de Construcciones de Distrito Federal vigente y, en su caso, para emitir las recomendaciones e instrucciones necesarias a fin de que se reforzaran las estructuras. El resto de la demarcación se encuentra en condición de peligro sísmico bajo a medio, esto se estableció desde el año 2005 y la repercusión de no realizar lo establecido en el programa citado lo hemos visto recientemente.


Por otra parte, en el caso de la Delegación Cuauhtémoc, desde el año 2008 el instrumento de planeación hizo énfasis en la localización de una falla geológica que va de surponiente a nororiente, la cual atraviesa la parte central del territorio delegacional en las colonias Hipódromo Condesa, Condesa, Roma Norte, Juárez, Cuauhtémoc, Tabacalera, Guerrero, Morelos, Peralvillo y Maza. De la misma forma se hizo hincapié en que los eventos sísmicos inciden con mayores daños en la zona geotécnica lacustre, por lo que prácticamente todo el territorio de la demarcación se encuentra en condición de peligro sísmico alto, razón por la cual se debió revisar edificaciones y todo tipo de estructuras, en especial las construidas antes de 1986.


En el caso de la Delegación Coyoacán, que también fue una de las más afectadas con el sismo, el programa de desarrollo urbano de 2010, contempla como zonas de riesgo sísmico a las colonias Campestre Churubusco, Paseos de Taxqueña, Prados Churubusco, Quetzalcóatl y U.H. Taxqueña.

En el caso específico de la colonia Condesa, ésta se rige por el Programa Parcial de Desarrollo Urbano de la Colonia Hipódromo, publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el día 15 de septiembre de 2000, en el contempla que la colonia Hipódromo se encuentra en una de las zonas de la Ciudad de México más sensibles a los sismos. Las características del subsuelo, de arcillas compresibles con alto contenido de agua, pueden intensificar los efectos de los temblores sobre las construcciones, aunado a lo anterior detalla las construcciones que fueron afectadas en los sismos de 1957 y 1985 y a pesar de ser unos de los instrumentos de planeación urbana en donde no se permiten cambios de uso de suelo, así como de incrementos de altura, es una de las colonias que ha sufrido más cambios.


A pesar de ser somero el diagnóstico en materia de riesgo y vulnerabilidad en los programas de desarrollo urbano, era importante contemplarlo para la estrategia y asignación de nomenclatura y aplicación de instrumentos. Por lo anterior es imprescindible crear una cultura de seguridad sobre riesgos, debiendo promoverse por todo el territorio nacional, especialmente en aquellas zonas sensibles al riesgo y que sean parte de los instrumentos de planeación del territorio, tomando en cuenta el apartado del diagnóstico para su propuesta y no solo como un requisito.


Lo importante de señalar lo anterior, es que los instrumentos de planeación urbana contemplaron las zonas de mayor susceptibilidad de riesgo por sismos, mismo que coinciden con las zonas de mayores daños del movimiento telúrico que se vivió en el mes pasado. Aquí las preguntas serían: si se sabía cuáles eran la zonas susceptibles de padecer daños mayores con un sismo, ¿por qué no se hizo nada al respecto de forma preventiva? ¿por qué los instrumentos de planeación urbana permitieron incremento de densidades y niveles en las colonias susceptibles de sufrir daños mayores por un sismo?


Otro elemento importante a considerarse es la ocupación de bienes inmuebles que ya se sabía que tenían daños por sismos anteriores, como fue el caso del edificio ubicado en Ámsterdam 25, en la colonia Condesa, que había tenido daños con el sismo de 1985 y que no tenía condiciones de habitabilidad, no obstante, se hicieron adecuaciones y se volvió a ocupar, perdiéndose vidas con el sismo del mes pasado. La situación se vuelve más alarmante al saber que mucha gente habita o trabaja en inmuebles ya afectados, incluso del mismo Gobierno de la Ciudad de México.

Parece ser que no se ha aprendido de experiencias anteriores y que se vuelven a cometer los mismos errores, actualmente se tiene información suficiente para tomarla en cuenta en el ordenamiento territorial de la ciudad. Con información del Cenapred y del Servicio Geológico se tiene información de las zonas de mayores daños de 1957 y 1985 y actualmente se tienen identificadas las zonas de mayores daños del 2017, por lo tanto ya se tienen identificadas las áreas donde las densidades altas deberían de estar restringidas así como cualquier instrumento que permita el incremento de alturas; por tal motivo se debería trabajar en crear instrumentos urbanos en materia de riesgo vinculados con incentivos fiscales, así como generar nuevas normas de construcción especiales en estos sitios.


La planeación urbana podría ser una herramienta eficaz del gobierno para encauzar el adecuado ordenamiento territorial de las ciudades y evitar catástrofes, no obstante, no se le ha dado la importancia que se merece. Debemos contemplar que hoy vivimos lo que antes fue futuro y que varios problemas pudieron ser evitados o resueltos, debemos aprender de nuestros errores y utilizar los instrumentos de planeación urbana y de prevención de riesgos para nuestras ciudades.

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